Cuevas de Altamira
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Visitar las Cuevas de Cantabria

Cuevas de Altamira

El norte de España, concretamente Cantabria, es uno de los mejores lugares de Europa para conocer el arte rupestre paleolítico desarrollado en el continente entre los años 35.000 y 11.000 a.C. Famosas son las Cuevas de Altamira, ubicadas muy cerca de Santillana del Mar; y es que son conocidas como la “Capilla Sixtina del Cuaternario”, gracias a sus representaciones de animales como bisontes, ciervos y caballos. Fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, no obstante, no son las únicas.

Bajo la denominación de Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del norte de España se encuentran hasta 18 cavidades. Por ejemplo, también destaca la conocida como Cueva de Hornos de la Peña. Fue descubierta en 1903 y en su interior encontrarás desde bisontes acéfalos hasta caballos.  A partir de los 60 metros de profundidad, también es posible ver cérvidos, cabras e incluso un reno. Todos estos dibujos están grabados con los dedos sobre la arcilla o con buril sobre la roca.

Otra de las cuevas interesantes de esta zona es la conocida como Cueva de las Monedas. Fue descubierta en 1952, y en este caso, además de algunas pinturas rupestres, también se pueden admirar estalagmitas, estalactitas, antofitas y demás formaciones. Cabe destacar que el nombre le viene dado por unas monedas que se encontraron en su interior y que pertenecían a la época de los Reyes Católicos.

Por su parte, la Cueva del Castillo, situada en Puente Viesgo y descubierta en 1903, muestra diferentes salas en las que se encontraron secuencias desde el Paleolítico inferior hasta la Edad de Bronce. Más de 150 figuras que se pueden admirar, entre las que destacan grabados de varias ciervas en omóplatos con sombreado.

En esta amplia lista también destaca la Cueva de El Pendo, siendo, además, uno de los yacimientos más citados en la historiografía arqueológica.

En la conocida como Chufín, se encontraron diferentes niveles de ocupación, siendo los más antiguos en torno a 20.000 años de antigüedad. Es una cueva pequeña, sus grabados son sencillos, pero aun así merece muchísimo la pena visitarla para poder admirar las pinturas rojas de ciervas, cabras y bóvidos.

Cabe destacar que, en esta última cueva, la del Chufín, también hay un gran número de símbolos y dibujos con puntillaje, entre los que destaca uno en torno al agujero de la roca que se interpretó, en su momento, como la representación clara de una vulva.

Como comentábamos al principio, son muchas las cuevas que se pueden visitar en Cantabria, algunas forman parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, otras no, aunque siguen siendo también una opción interesante. No obstante, el principal problema que encontramos es dónde alojarnos para visitarlas todas. Quizá una buena opción sea hacerlo en Santillana del Mar, que todo sea dicho, está incluido en la red de los pueblos más bonitos de España.

Santillana del Mar Cantabria

 Alojarse en Santillana del Mar permitirá visitar las cuevas más importantes, pues la mayoría se ubican en la parte norte de Cantabria, donde está emplazado este núcleo urbano. Pero, además, también se podrá admirar el amplísimo patrimonio con el que cuenta este lugar, entre el que destaca la Colegiata de Santa Juliana y su Claustro, el Palacio de Viveda (casona montañesa del siglo XVII), el Palacio de Mijares o la Torre de don Beltrán de la Cueva, entre muchos otros.

Lo mejor de todo es que la oferta de alojamiento en este lugar es realmente encantadora. Hoteles cálidos y acogedores como el Hotel Altamira, un establecimiento de 3 estrellas catalogado como hotel histórico. Ubicado en una antigua casona cántabra del siglo XVI, está situado en pleno centro de la villa medieval, pudiendo así favorecer la visita de todos sus monumentos.

Otra opción es la del Hotel Casa del Marqués, un establecimiento de 5 estrellas alojado en un edificio histórico del siglo XVI. Se restauró completamente en el año 1999 y desde entonces es uno de los grandes favoritos por el turismo a la hora de alojarse en esta villa. Cuenta con un precioso hall y un acogedor salón. Asimismo, las habitaciones están decoradas con un estilo rural francés que enamora.

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