Hay muchos monumentos simbólicos en la ciudad y de gran belleza. El Real Alcázar de Sevilla es uno de esos que no se puede dejar de visitar, por su simbolismo histórico y por la riqueza natural de sus jardínes. Si vas a visitar Sevilla en dos días, tres o cuatro, ésta es una de las paradas obligatorias que deberás hacer.
Visita al Real Alcázar de Sevilla
Ubicado a escasos metros de la Catedral sevillana, en una zona donde encontrarás todo tipo de bares, restaurantes y hoteles, te será muy fácil llegar hasta sus impresionantes portales.
Un complejo de palacios, estancias y jardines de distintas épocas e influencias que nos dejaron a su paso por esta tierra los distintos pueblos árabes. Cronológicamente los almohades fueron los primeros.
En el siglo IX, ante las incursiones normandas que se atrevían en el río Guadalquivir, decidieron iniciar la construcción de una alcazaba en el mismo lugar que antes ocupaban una basílica visigoda y, más atrás en el tiempo, restos romanos. Con el tiempo fueron añadiéndose dependencias más refinadas y cómodas, y se combinó el carácter militar con el residencial.
El llamado Patio del Yeso, del siglo XII, con su jardín y su acequia, es buena muestra de este período. Puede verse a la izquierda, una vez pasadas la Puerta del León (entrada principal) y el Patio del mismo nombre. Junto con la Sala de Justicia, donde se reunían los visires, forma los vestigios almohades que podemos ver.
Patio del Palacio del Yeso
Se llega luego al Patio de la Montería, un atrio descubierto que se llama así por ser donde se reunía la Corte antes de la partida de caza. Cuando hablamos de corte nos referimos a la de Pedro I , ya que para 1364 el territorio estaba ya en manos cristianas.
Siguiendo la iniciativa de reformas que ordenara Alfonso X el Sabio, Pedro I mandó a artesanos toledanos y nazaríes granadinos edificar un bello palacio mudéjar dentro de la fortaleza árabe. El núcleo de la residencia real se organizó en torno a otros dos patios: uno para la vida privada, el Patio de las Muñecas, que debe su nombre a las dos caras humanas en bajorrelieve que se observan en uno de los arcos. El siguiente, el Patio de las Doncellas, muy similar al de la Alhambra, donde se desarrollaba la vida oficial a diario.
Poco después, en 1427, era construida una de las estancias más espectaculares, el Salón de Embajadores: arcos de herradura azulejados y una preciosa cúpula de media naranja sobre pechinas y tallada en madera con filigranas doradas. Mas adelante, otros monarcas quisieron también dar su toque personal al complejo. Los Reyes Católicos, por ejemplo, situaron allí la sede de la Casa de Contratación: organismo encargado de la administración de todo lo relacionado con las Indias, fue trasladado a Cádiz en el siglo XVIII.
El emperador Carlos V, fue quien más transformó este lugar al elegirlo para celebrar su boda con la princesa Isabel de Portugal. Se levantaron nuevas habitaciones, el Patio del Crucero y parte de los jardines, rebosantes de naranjos y palmeras, fuentes, estanques y laberintos de setos.
En la actualidad el Real Alcázar sigue teniendo uso oficial. Los reyes de España y los jefes de Estado se alojan allí en sus visitas a Sevilla. Y tú puedes visitarlo de lunes a domingo de 09.30 a 17 horas de octubre a marzo y hasta las 19 h. de abril a septiembre. La entrada general cuesta 9.50 euros y es de 2 euros para jubilados y para estudiantes de 17 a 25 años.