¿Vas de visita a la capital de la Costa del Sol?… Sigue nuestro consejo de viaje, no dejes de visitar uno de los mejores testigos de la historia de Andalucía en la ciudad de Málaga: la Alcazaba.
Sobre la colina Gibralfaro que se levanta frente al puerto de Málaga y que ya había sido asentamiento romano, se ubica la fortaleza árabe. Fueron ellos quienes eligieron levantarla en esta colina en el siglo XI, gracias a su posición estratégica. En aquellos tiempos en que se llevaba a cabo la Reconquista, las tropas cristianas y las musulmanas no tardarían en disputarse esta zona.
La mayor parte de esta Alcazaba fue construida siguiendo las órdenes del taifa Badis Ben Habus, aunque la completó Abderramán I. Para ello utilizó los mármoles y estatuas de los restos de los asentamientos romanos, por lo que se constituyó en un bastión militar con una elegante decoración.
En lo más alto e inaccesible estaba el palacio nazarí, hoy denominado los Cuartos de Granada, un lugar lleno de bellos ventanales, aljibes y patios arbolados al que se llegaba sólo tras pasar dos recintos concéntricos amurallados y fuertemente defendidos por treinta torreones y una veintena de puertas fortificadas en recodo.
Detrás está el castilllo de Gibralfaro, (siglo XIV) incorporado al conjunto mediante La Coracha, una doble fila de zigzagueantes murallas. Este mismo sistema une la fortaleza con el otro lado, donde se encuentran la recia Torre del Homenaje (siglo XIV) y el barrio de viviendas, que puede sorprender al visitante con sus baños, su complejo sistema de alcantarillado y la existencia, insólita en la época, de letrinas.
La Alcazaba de Málaga fue conquistada por los Reyes Católicos en 1487 tras un duro asedio. Los cristianos reformaron el lugar y para ello usaron lo que quedaba del yacimiento romano. Las piezas que sobrevivieron conviven hoy junto a otras fenicias y musulmanas en el Museo Arqueológico .