La Isla de Pascua es uno de los destinos turísticos más demandados de la Polinesia. Ubicada en medio del océano Pacífico, esta isla de Chile cuenta con un sinfín de visitantes debido principalmente a su belleza natural y a la misteriosa cultura ancestral de la etnia rapanui. Así, las enormes estatuas, vestigio de esta etnia, conocidas como moai, se presentan como algunos de los puntos más turísticos de la isla, pues lo cierto es que toda ella está repleta de estas. Aun así, la Isla de Pascua es muchísimo más que los moái.
Podemos visitar, por ejemplo, el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert. Si bien es cierto que podemos considerar toda la isla como un completo museo repleto de sitios ceremoniales y asentamientos de interés, este museo posee una colección enorme (1500 piezas) que intentará hablarnos un poco más sobre la historia de esta isla. Cuenta con un material audiovisual muy interesante, fotografías, publicaciones e incluso el único moái femenino que se ha encontrado hasta nuestros días.
Tan interesantes como los moái, son los ahu, o lo que es lo mismo, una serie de plataformas ceremoniales que eran las encargadas de funcionar como base para ubicar los moái. Los ahu están situados normalmente paralelos a la costa, y podemos encontrar gran número de ellos repartidos por toda la isla, lo cual supone una fuente arqueológica de muchísima importancia.
Quizá el más importante de estos ahu sea el de Vinapu, encontrado en la prolongación de la pista del aeropuerto Mataveri. Este ahu es uno de los más interesantes en cuanto a teorías sobre los orígenes de la etnia rapanui se refiere.
Es un centro ceremonial que posee una plataforma con una estructura con dos grandes losas de basalto. Lo interesante es que dichas losas están dispuestas de manera muy similar a algunas construcciones incaicas de Cuzco. Ello ha originado una corriente de arqueólogos que defienden la teoría de que el lugar fue construido durante una visita inca a la Polinesia.
También es interesante Te Puna Pau, una cantera abierta por los antiguos pascuenses para extraer y preparar una especie de moños que cubrían a los moai (la gran mayoría no los llevaba, sólo unos pocos). Estos sombreros, conocidos como pukao tenían un peso entre 9 y 12 toneladas, por tanto, podemos hacernos una ligera idea de lo complejo que podría ser manipular estas piezas sin la maquinaria actual.
Otra de las visitas imprescindibles es la del “ombligo del mundo” (te Pito o te Henua). Se trata de una enorme piedra que es conocida como el ombligo del mundo por los isleños, si bien su función original jamás ha sido descubierta. Tiene forma de esfera, de huevo, y está rodeada por cuatro piedras redondas de menor tamaño. Se considera un lugar con fuertes energías, al que acuden los amantes del esoterismo para sentir el mana de la isla.
También encontramos el cráter de algún que otro volcán. Por ejemplo, es necesario visitar Rano Kau, un volcán ubicado en el extremo suroeste de la isla. Cuenta con una altura de 324 msnm y su origen podría situarse hace aproximadamente unos 2,5 millones de años. En la actualidad, en su cráter encontramos una laguna con algunas islas de totora y una abundante vegetación y microfauna.
En uno de los bordes del volcán encontramos la Aldea Ceremonial de Orogongo. Esta aldea está conformada por unas 50 casas de piedra y era habitada tan sólo en los días anteriores a la ceremonia del Hombre Pájaro o Tangata Manu, celebrada hasta finales del siglo XIX.
Evidentemente la Isla de Pascua también es un excelente lugar para realizar excursiones bajo el agua. Si estamos deseosos por conocer la gran cantidad de especies que esconden sus fondos marinos tan sólo tendemos que buscar algunos de los puntos de inmersión de la isla. Vamos a encontrar algún que otro pez globo, pez trompeta, pez mariposa, pez erizo y tortugas. Sin duda una experiencia única en aguas con un promedio de 22ºC y una visibilidad de hasta 50 metros en aguas profundas.
Por último, debemos recordar que aquí se ubican playas completamente paradisíacas. Así, podremos escaparnos hasta rincones como Anakena, una playa de arena blanca con una tranquilidad envidiable. Está rodeada por un bosque de cocoteros y sus aguas azules harán que nos sintamos como en el lugar más hermoso de la tierra.
También podemos escaparnos a Pea, una pequeña playa de Hanga Roa conocida por una piscina natural formada con piedras junto a una cueva, la de Oua. Es una de las más indicadas si lo que buscamos es practicar surf o bodyboard.
No existe una oferta desbordante de hoteles en la Isla de Pascua, pero si encontramos algunos que merecen muchísimo la pena por la calidad de sus instalaciones y las opiniones de sus huéspedes. Así, destacamos por ejemplo el Hotel Explora Rapa Nui, un espectacular 5 estrellas con tan sólo 30 habitaciones, todas ellas con vistas al mar.
Por último, también destacamos el Hotel Hangaroa Panamericana, un magnífico 4 estrellas lleno de paz y tranquilidad con unas vistas espectaculares al Océano Pacífico y unos servicios inigualables.
Foto vía: Pato danitz