En cuestión de alojamiento como en todo en la vida, para gustos… colores. Cuando decides alojarte en un hotel, ademas de la ubicación y la tarifa; importa el estilo, los servicios, el ambiente. Debes sentirte cómodo en él. Veamos algunos casos en los que, aunque sea uno de los hoteles raros que existen, pueden hacer sentir cómodos a algunos… pero no a todos.
Dormir en hoteles raros
El hotel-perro está ubicado en un pueblo de Idaho, Estados Unidos. Cuenta con una habitación dentro de una estructura con forma de perro (parecido a Snoopy). Tiene casi 4 metros de altura y se llama “Toby”. La “habitación-perro” tiene un cachorrito a sus pies (Sweet Willy) para terminar la decoración. Cuesta unos 120 dólares por noche, y yo dudo que los pagara para dormir en la panza de un perro.
En Turquía hay una región llamada Capadoccia donde la naturaleza regala multitud de paisajes montañosos. Lo que no se ve a simple vista, son las cuevas que taladran esas montañas. En ellas hay unos cuantos “hoteles-cueva” como el hotel Gamirasu, construído en el lugar de un monasterio de más de 1.000 años cavado en las paredes de roca. Convenientemente rehabilitado y dotado de los servicios más exigentes, donde hasta hace poco vivían los monjes, hoy podemos “flagelarnos” con cocina orgánica, masajes con esencias y wifi en cada cuarto-caverna.
Y si buscas lo mínimo, lo encontrarás en Das Parkhotel, un curioso proyecto austríaco. Las habitaciones son tubos de construcción habilitados con un dormitorio y poco más.Están disponibles en algunas ciudades como Linz y Ottensheim, y el precio por alojarse allí es únicamente la voluntad, lo que uno quiera pagar. Claro que no ofrecen ni aseos ni ningún tipo de servicio, sólo la cama y punto, por lo cual el coste de mantenimiento es casi cero.
Otra opción es alojarse en el hotel Cápsula. No te pierdas este insólito hotel anclado en el puerto de La Haya.
Foto del hotel-perro de http://dogbarkparkinn.com