La luz se enciende en Lyon en los colores más diversos y en las formas más estrambóticas. Todos los años a partir del 8 de diciembre y durante cuatro noches la ciudad cobra una luminosidad extrema.
Pero ese día una tempestad amenazó nuevamente con el suceso religioso, pero al poco tiempo el clima mejoró y la gente del lugar, como forma de agradecimiento, iluminó espontáneamente sus ventanas y balcones con velas, y después salió a las calles.
Por eso, desde entonces, cerca de esa fecha al caer la noche, los lioneses encienden velas y las colocan en las ventanas o balcones de sus hogares, y de esta manera la ciudad cobra una apariencia muy bella, a la vez que muy cálida.
Conocido como el festival de la luz o Fiesta de las luces, se trata de un evento en el que están inmiscuidos todos los barrios de esta ciudad francesa, los cuales a través de un Plan de Iluminación, dan vida a las principales zonas y monumentos. Además, Lyon tomó la iniciativa de crear una red internacional de ciudades, para así conformar un gran foro de comunicación, en el que tanto los municipios como los profesionales intercarían informaciones y experiencias en el ámbito del alumbrado al servicio de la metrópoli.
Además de disfrutar de este encantador acontecimiento, se celebran coloquios y encuentros profesionales e internacionales, en los que se encargan de reflexionar sobre las problemáticas relacionadas con la luz urbana, el urbanismo y el desarrollo duradero. En este evento hay una fuerte concienciación ambiental por la falta de energía: además, tienen en cuenta aspectos sociales y hasta incluyen a personas con movilidad reducida y a los invidentes, para quienes colocan animaciones específicas. Esta fiesta puede ser disfrutada por todos.
Se trata, en definitiva, de un espectáculo ante todo visual, en el cual los artistas conceptuales y diseñadores exponen sus obras sobre los principales edificios y espacios públicos de la ciudad, teniendo como único requisito que sus creaciones le den a la luz y al color protagonismo. Además, estas obras maestras, algunas de ellas efímeras, se dejan ver en fuentes, parques y paseos. Esta fiesta es reconocida como un acontecimiento único en Europa y obviamente en todo el mundo (incluso la han imitado otros países).