Seas o no seas un melómano o un entusiasta de la ópera, visitar el Teatro alla Scala a tu paso por la ciudad de Milán es casi una obligación.
El actual teatro surge de las cenizas del anterior, el antiguo Teatro Regio Ducales que se incendiara en 1776. El público italiano, amante de los espectáculos operísticos desde siempre, pugnaron por construir uno mas grande y mas lujoso, más perfecto en su acústica. Un templo del bel canto.
Así fue como la emperatriz María Teresa de Austria, gobernante de la zona en esa época, mandó a construir el actual teatro alla Scala. Milán ganaba el teatro más bello de Europa que llevaría el nombre de la iglesia que ocupaba ese antiguo solar, hoy muy cerca de las principales tiendas y hoteles en Milán.
Giuseppe Piermarini fue el encargado de proyectar la majestuosa obra de arquitectura que aún hoy impresiona con la belleza de su estilo neoclásico. El teatro se inauguró en el año 1778 y desde entonces ocupa uno de los mas altos lugares entre la escena operística mundial. Su escenario y su acústica le convierten en una de las plazas disputadas por las figuras del arte para presentarse allí. Pocas casas de música mundial llegan a su nivel.
Se ubica en las inmediaciones de la Piazza del Duomo y de la Gran Galleria Vittorio Emanuele, y rodeado de coquetos restaurantes, bares y hoteles en el centro del Milán. Su figura no te pasará desapercibida y te recomendamos que tomes una de las visitas guiadas por su interior, para conocer sus mas secretos rincones.
Cada año, la temporada de ópera se inicia durante la Fiesta de San Ambogio, patrono de Milán, el día 7 de diciembre. Día de fiesta, lujo y arte cuando las figuras de la escena italiana se pasean por la alfombra roja hacia las butacas y palcos del gran Teatro alla Scala de Milán.
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