Bielorrusia es un destino que pasa desapercibido, pero que cuenta con lugares realmente interesantes como su capital, Minsk. Situada en el centro del país, y atravesada por dos hermosos ríos, el Nyamiha y el Svilosh, esta ciudad es un rincón bielorruso lleno de sorpresas.
Hay que decir que Minsk fue bastante dañada durante la Segunda Guerra Mundial. No nos olvidemos que su situación geográfica la hacía estar en medio de un conflicto que no tuvo piedad ni con la población ni con el patrimonio. Así, lo cierto es que Minsk quedó completamente devastada; y es que según cuentan, más del 80% de la ciudad fue destrozada por completo. No obstante, en la década de los 50 se inició un proyecto realmente ambicioso para poder reconstruirla por completo, dotándola así de parte de la belleza que atesoró en su día.
Moverse por la ciudad no es complicado, pues cuenta con metro, y aunque éste tan sólo tiene dos líneas, la verdad es que nos acerca sin problemas a las zonas más importantes. Además, las estaciones son bastante curiosas, con mosaicos de la época soviética, con bustos de Lenin o símbolos como la hoz y el martillo.
Es bueno saber por tanto que movernos por Minsk no será un caos. Pero además también es bueno saber que la ciudad cuenta, en general, con una oferta hotelera bastante buena. Así, podemos encontrar hoteles en Minsk como el Hotel Europe, un establecimiento de 5 estrellas que cuenta con un precioso vestíbulo que crea un ambiente de “Gran Hotel”. El servicio es estupendo, y las habitaciones son cómodas y con todo tipo de lujos.
En cuanto a vías importantes, hay que destacar la avenida principal, la conocida como Prospekt Vezavisimosti. Esta calle, la calle de la Independencia, cruza la ciudad completamente, de punta a punta. Es realmente ancha y está acompañada por edificios sobrios, muy estilo soviético. A medida que la recorremos podremos encontrar un gran número de parque y plazas, pero también lugares emblemáticos como el Palacio de la República o el Museo de la Gran Guerra Patriótica.
Casa del Gobierno en Minsk
Destacamos también la zona de Ulitsa Nemiga, una zona comercial que siempre está animada. Un lugar repleto de tiendas, casinos y restaurantes que nos conduce poco a poco a la conocida como ciudad vieja.
Las visitas en Minsk no terminan aquí, pues cuenta con un gran número de sitios históricos, como la casa de Lee Harvey Oswald, el Museo Nacional de las Artes, la Iglesia de Santa María Magdalena, la Iglesia de San Pedro y San Pablo o el Comando Central de la KGB, quizá uno de los lugares más interesantes para los amantes de la historia.
Mención especial merece la conocida isla de las lágrimas. Se trata de una isla muy muy pequeña ubicada en mitad del río. Es un lugar tranquilo al que se puede acceder sin problemas por un puente peatonal. En esta pequeña isla hay un monumento importante dedicado a los soldados soviéticos que perecieron en Afganistán. Lo cierto es que aunque verlo en meses verdes cubierto de césped es ideal, en invierno, cuando está completamente helado y nevado, es casi mejor, pues no encontramos tanta gente y se puede disfrutar, además de unas bonitas vistas, de un silencio espectacular.
Aunque conocer Minsk es toda una experiencia, lo cierto es que aprovechando la ubicación podemos realizar también alguna que otra excursión. Podemos, por ejemplo, irnos al norte del centro de la ciudad, donde nos toparemos con la reserva artificial de Minskaje Mora. Es un lugar ideal para ir en verano, pues aquí disfrutaremos de una preciosa playa pública que además de ofrecernos sus aguas para refrescarnos, también nos permitirá viajar en catamarán o en botes.
Si además queremos hacer actividades diferentes con toda la familia, os recomendamos el parque de patinaje sobre hielo que hay frente al Palacio de la República o bien centros de esquí de lo más recomendables como Silicy y Lahojsk.