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La casa de Ana Frank

Cualquiera de nosotros puede convertirse en un personaje histórico. Así le pasó a una pequeña niña alemana que tuvo que emigrar de Frankfurt hacia Amsterdam.

En 1942 una adolescente de trece años empezó a escribir un diario, como hacen miles de su edad. Pero no eran tiempos normales. Europa estaba inmersa en plena Segunda Guerra Mundial y la niña, que se llamaba Ana Frank y era judía, tuvo que seguir a su familia en una huida de la persecución nazi desde Alemania hasta Amsterdam, donde el padre tenía unas oficinas.

Pero la Wermacht invadió los Países Bajos avanzando hacia Francia. La pequeña Ana y su familia tuvieron que esconderse en el desván de la casa durante 2 años para salvar momentáneamente la vida. En ese tiempo la joven Ana plasmaba en una página tras otra la ansiedad, el miedo y la esperanza que experimentaban, dejando un impresionante testimonio de los horrores del conflicto.

La historia no tuvo final feliz. En el verano de 1944 un delator anónimo informó a la Gestapo del escondite y todos fueron detenidos, pasando a campos de concentración de donde no salieron nunca mas. Sólo sobrevivió el padre, Otto. Ana murió de fiebre tifoidea un día después que su hermana cuando el campo estaba a punto de ser liberado por los aliados.  Sin embargo, su espíritu vive aún gracias a que los holandeses que ayudaron a los Frank durante su persecución recogieron el diario y devolviéndoselo a Otto que lo publicó en 1947  bajo el título de La casa de atrás.

La casa a la que se refería el título, el pequeño desván donde habían vivido ocultos dos años, se convirtió en museo en 1960 tras las numerosas visitas de lectores interesados en ver el escenario real de lo que habían leído. Allí está el almacén, oficinas y el escondite, siendo éste el lugar más emotivo porque se conservan en su sitio original las fotografías de actores famosos que Ana colgaba en el tabique, así como las marcas que hacían para comprobar su talla y un mapa dibujado sobre un trozo de papel de la pared con los últimos avances de las tropas aliadas.

Los diarios se custodian en los edificios anexos, también de la época, ya que los 46 metros cuadrados del Anexo secreto, como lo llamaba ella, no daban para más e incluso hubo que hacer algunas ampliaciones.

Encontrarás el Museo de Ana Frank a muy corta distancia de los principales hoteles en Ámsterdam. Desde la estación central de trenes, se puede llegar a pie en 20 minutos. Algunas líneas de tranvía y de autobús tienen parada cerca, en Westermarkt. La dirección es Prinsengracht 267 y la entrada cuesta 8,50 € para adultos, 4 € de 10 a 17 años y menores gratis. Con carnet joven el precio es de 4 €.

Foto/ Flickr de  davidllada

Foto/ Flickr de MONCHO REY

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