Bilbao es majestuosa. Una ciudad con pasado industrial que, poco a poco, ha sabido sacar lo mejor de sí misma, mostrando al turista un sinfín de edificios monumentales y un patrimonio a la altura de las grandes capitales europeas. Una ciudad con mucho que ver y pasear, empaparse de su cultura y tradición y comer, comer mucho, que ya se sabe que la gastronomía, aquí, es un pilar indiscutible del turismo.
Es una ciudad accesible y aun así, no parece mala idea dividir las visitas para poder aprovechar al máximo cada minuto que pasemos aquí. Dos días pueden ser suficientes para adentrarse en sus calles pues además sus transportes la tienen permanentemente comunicada con el resto del país. Basta aprovechar cualquier puente, sacar un billete para el AVE, y acercarse dos días hasta esta tradicional y a la vez modernizada Bilbao.
Primer día en Bilbao
El primer día en la ciudad podríamos reservarlo al Casco Viejo de Bilbao. Conocida como las siete calles (aunque luego fueron más), es la parte más emblemática de la urbe. Una pequeña ciudad con rincones como Somera, Artecalle, Tendería, Belosticalle, Carnicería Vieja, Barrencalle y Barrencalle Barrena.
El Casco Viejo es un lugar perfecto para perderse, para conocer símbolos arquitectónicos como su Plaza Nueva. Se trata de un elegante recinto neoclásico con 64 arcos apoyados en columnas toscanas y salpicado por múltiples terrazas para poder tomar algo.
Paseando por el casco viejo de Bilbao
Muy cerca de esta plaza está el Museo Vasco de Bilbao, o lo que es lo mismo, el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco. Su misión es clara: la conservación y difusión de la tradición del pueblo vasco a lo largo de los siglos.
Paseando por las calles de esta parte de Bilbao, podrás admirar la arquitectura más tradicional, con viviendas de tres plantas, con miradores y balcones en su fachada. Así, encontrarás verdaderas obras de arte como los palacios de Mazarredo, Arana, Cortázar o Allendesalazar.
Es momento de visitar iglesias, sí, como la Iglesia de San Nicolás o la Iglesia de San Antón, pero también de acercarse a admirar la Catedral de Bilbao, conocida como Catedral de Santiago. Es el edificio más antiguo del casco viejo, uno de los pocos que sobrevivió al gran incendio de 1571.
Hay otros edificios importantes, tanto en la parte vieja como en los alrededores, que podrías visitar durante esta jornada, como puedan ser el Palacio de la Bolsa y el Ayuntamiento de Bilbao. Asimismo, no pierdas la oportunidad de pasearte por el Mercado de la Ribera para impregnarte de toda su magia.
A la hora de comer lo tendrás muy fácil, pues en Bilbao la buena gastronomía abunda. Además, al estar en el centro será todo más sencillo, pues hay un sinfín de barras de pintxos esperándote.
Por la tarde, quizá sea buena idea centrarse en la Ría del Nervión. La arteria principal de la ciudad ¿Qué te parecería tomar un paseo en barco? Podrías así observar tranquilamente otras partes de la ciudad. Conocer los 9 puentes de Bilbao, ver San Mamés, el Palacio Euskalduna, la Torre Iberdrola o el impactante Museo Guggenheim.
Segundo día en Bilbao
El segundo día debe estar reservado para uno de los museos más importantes del mundo, el Museo Guggenheim. Este museo de arte contemporáneo ya impresiona desde fuera, por esa gran mole de metales que deslumbran. Fue diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry, y se inauguró en octubre de 1997.
Museo Guggenheim de Bilbao
El museo siempre cuenta con exposiciones temporales llenas de obras procedentes de la sede Guggenheim en Nueva York, así como obras cedidas temporalmente por otras grandes instituciones artísticas a nivel internacional. Además, cuenta con una colección propia con autores muy diversos que van desde Chillida a Badiola, pasando por Irazu, Mari Lazkano, Darío Urzay, Miquel Barceló, Antoni Tàpies o Richard Serra, entre muchísimos otros.
Puedes acompañar esta visita con otras cercanas, como la del Campo de San Mamés, el Palacio Euskalduna o el Museo de Bellas Artes. No obstante, también sería muy interesante hacer una visita al Funicular de la ciudad, el Funicular de Artxanda. Desde lo más alto del monte Artxanda contemplarás las mejores vistas de la ciudad, no sólo de Bilbao, no. Lo cierto es que también podrás observar la costa, con ambos márgenes de la Ría del Nervión.
A la hora de alojarse en Bilbao, aunque cualquier zona puede ser buena, no olvidemos que el casco viejo es la más animada. Si quieres vivir la noche, o disfrutar de la Semana Grande de Bilbao; una de las fiestas populares en agosto, busca un hotel en Bilbao por estas calles. Si prefieres más silencio y descanso, decántate por zonas más alejadas.
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