Si buscas un rincón tranquilo y romántico en Italia para una escapada de Semana Santa, ve buscando un hotel en Positano.
Positano es uno de los enclaves más característicos de la Costa Amalfitana y de toda la península de Sorrento (Italia). Su ubicación, encaramado entre los acantilados y la montaña, ha provocado que no existan calles convencionales en su interior, sino estrechas callejuelas, a menudo formadas tan sólo por pequeñas escaleras. La estrecha carretera por la que se accede a este, encaramada en el borde de la montaña frente al mar, contribuye al encanto de este lugar.
Abrirás la ventana del hotel en Positano para descubrir de golpe toda la belleza de la bahía frente a ti. Como decíamos, Positano (a poco más de 40 kilómetros de Nápoles) se encarama en la ladera de un monte pegado al mar, por lo que, además de gozar de vistas maravillosas desde cualquier ventana, tendremos que estar preparados para subir y bajar escaleras todo el día.
Frente a la costa, veréis las 3 islas que conforman el archipiélago llamado “Li Galli” o “Sirenuse” ya que se piensa que allí viven sirenas. Habrá que bajar los 400 escalones que nos llevan a la playa de Fornillo. Si viajas fuera de temporada, encontrarás esta playa de arena negra más libre de turistas.
Nuestro consejo de viaje es que caminéis hasta el final de la playa, para pasar por una abertura de la piedra en el acantilado para descubrir una pequeña rada donde estaréis más tranquilos aún.
Como opciones, se puede tomar el alíscafo para llegar en 25 minutos a otro lado de la bahía, a Amalfi. O realizar el viaje en el autobús local que sale de la Piazza dei Mulini. El viaje dura unos 40 minutos y desde el camino pueden verse las famosas grutas que socavan las paredes de piedra.
Y para terminar el día, os sugiero que preguntéis en vuestro hotel en Positano para llegar a “da Adolfo”, un restaurante al que se accede en baquetta y donde puedes cenar y nadar en una gruta a medida que cae el sol.
Foto/ Flickr de Allerina & Glen MacLarty
Foto/ Flickr de dblackadder