Las favelas: un mundo dentro de otro
Al oído del turista europeo, el nombre “favela” suena a marginalidad, con su cuota de exotismo, aventura y pica la curiosidad. De hecho desde los años 90, las favelas se han abierto a la visita de turistas. En principio, fueron extranjeros residentes en Brasil que movidos por su sed de conocer de cerca esa “otra realidad”, se internaron en ella.
Hoy tener esa experiencia es una posibilidad más para los turistas que estén por Rio, por ejemplo, y quieran salir del circuito tradicional.
Es imposible estar en una gran ciudad brasilera, como Sao Paulo, Rio de Janeiro, Recife o Porto Alegre (sólo para nombrar algunas) y no ver las favelas.
Por ejemplo: en las 750 favelas de Rio de Janeiro vive el 20% de su población. Algunas de ellas, como Rocinha ocupan una enorme superficie sobre una colina frente al mar con vistas privilegiadas.
A pasos (literalmente) de algunos de los mejores hoteles en Rio de Janeiro, los turistas pueden hoy acercarse a palpar una situación muy distinta a todos los estereotipos que suelen tenerse.
Adentrándose en las enmarañadas callejuelas, uno se encuentra con un mundo dentro de otro. Aquí hay escuelas, centros comunitarios, los niños juegan en la calle, hay mercados, vecinos, formación profesional, talleres de música, aulas de teatro, médicos, comerciantes, educadores… Además de los personajes que dominan el lugar: los amos de las mafias.
Como nos lo podemos encontrar en rincones de Nápoles, Tokio o Washington, pero con el color y el ritmo brasilero.
Foto/ Flickr de Alicia Nijdam
Foto/ Flickr de kevin.j