Andalucía es grande, no sólo en cuanto a territorio se refiere. Andalucía es grande por su gente, por sus costumbres y por sus tradiciones. Visitarla es, probablemente, una de las mejores experiencias que se pueda tener aquí, en España. Ahora bien, sus dimensiones sí que importan a la hora de marcar imprescindibles. No es fácil. Cualquier ciudad andaluza, o incluso cualquier villa, cuenta con algo especial que ofrecernos.
¿Qué es imprescindible en Andalucía?
Desde este punto de vista sería imposible no destacar construcciones de la talla de la Mezquita de Córdoba, o de su barrio judío. El Centro histórico de Córdoba fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y eso no hay que olvidarlo. Un premio, sin duda, a lo mucho que hay para ver en Córdoba. Igual que no hay que olvidar que de eso de Patrimonio de la Humanidad, Andalucía sabe mucho. Pero mucho.
La eterna Alhambra, el Generalife y sus jardines o el barrio de Albaicín y tanto más que hay para visitar en Granada, o en Sevilla la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias. Todo ello ha sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y evidentemente debe figurar siempre en una lista de imprescindibles en Andalucía.
Vistas de la Alhambra, en Granada
Pero lo que es obvio es obvio ¿y las cosas que no son obvias? Fuera de esta prestigiosa lista, también hay rincones mágicos en Andalucía que no deberíamos perdernos. Ronda, por ejemplo, ese pueblo pendiendo del abismo. Una obra de ingeniería que fascina a andaluces, españoles en general y al resto de ciudadanos del mundo; y es que esta ciudad monumental impresiona, y mucho.
De pueblecitos con encanto Andalucía también sabe mucho. No podemos dejar de lado a rutas tan destacadas como la de los pueblos blancos de la sierra de Cádiz, con ejemplos tan maravillosos como Olvera. Un bello paisaje blanco que, además, es la puerta de entrada al Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
La ruta de los pueblos blancos es super conocida, pero también lo es la zona de las Alpujarras granadina. Entre Granada y Almería, en las faldas de Sierra Nevada es donde se ubican Las Alpujarras. Se trata de una geografía sobrecogedora, llena de barrancos y valles que esconden pueblos pintorescos hasta el extremo.
Ojo, que no sólo de interiores vive el hombre. En Andalucía hay costa para dar y regalar, como las playas vírgenes de Almería. Con pueblos muy recomendables como Mojácar y playas imprescindibles como Mónsul, la playa de los muertos o la cala de San Pedro y la conocida como la ruta almadraba, tendemos más que suficiente para saciar nuestra sed de costa.
Playas del Cabo de Gata, en Almería
Pero ¿qué es eso de la ruta almadraba? No es otra cosa que la ruta del atún de almadraba. Se trata de algo muy interesante, pues compagina el conocimiento de esta pesquería artesanal con la visita a las almadrabas de Barbate y Zahara de los Atúnes. Se aprecian momentos como el ronqueo del atún y al mismo tiempo se puede disfrutar de poblaciones de la talla de Conil, Barbarte, Tarifa y Zahara de los Atunes. Averigua qué ver en Zahara de los Atunes en 2 días y aprovecha para degusta este exquisito plato.
Hay, además, atracciones que han sabido resurgir y posicionarse como grandes triunfadoras. Algo así le ha sucedido al ya conocidísimo Caminito del Rey. Quien no lo ha hecho, seguro está pensando en reservar ya un fin de semana para hacerlo: solo hay que saber cuándo es mejor ir para preparse con la antelación necesaria. Quien ya lo ha probado, seguramente estará ansioso por volver a hacer el Caminito del Rey; y es que esta pasarela peatonal de más de 3 kilómetros, adosada completamente a la roca del interior de un cañón, engancha, y mucho.
Como vemos, la variedad de lugares y rincones andaluces que no podemos perdernos es enorme. Y más, muchos más que no podrían dejarnos terminar esta entrada. Pero, sería injusto no destacar también sus fiestas, patrimonio de los andaluces y todos los españoles.
Fiestas como la Feria de Abril sevillana, los patios de Córdoba, cualquiera de las Semanas Santas celebradas en cualquiera de sus ciudades y pueblos o bien las romerías, tan de la tierra, destacando, evidentemente, la romería por excelencia, la del Rocío.
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