Angkor, exotismo religioso en Camboya
A principios del siglo IX el rey Jayavarman II unió los dos estados en los que estaba dividida la actual Camboya. Sometió a las tribus y creó un reino del que se declara Devaraja o rey-dios. Fue así como surgió el imperio jemer, dinastía que dominó el sudeste asiático durante cinco siglos. Su hijo, Yashovarman, fundó la ciudad de Yashodapura, capital permanente del imperio jemer hasta el siglo XV.
Esta ciudad es la que más tarde sería conocida como Angkor. Sus restos arqueológicos, de los más importantes y fascinantes del sudeste asiático, son hoy Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1992. La gran cantidad de templos que podemos ver en ella y la majestuosidad de los mismos tiene que ver con el interés de Jayavarman en sentirse parte de la divinidad. Costumbre que también quisieron continuar sus predecesores.
Templos principales de la ciudad de Angkor
De todos estos templos posiblemente el más espectacular para los turistas sea el de Angkor Wat. Es más, como símbolo de Camboya estoy seguro que lo habéis visto en muchas postales y fotografías. Es el templo más grande de la ciudad y una de las estructuras religiosas más imponentes que pueden verse hoy en el mundo. Durante la época de esplendor fue el centro político y religioso del imperio, además de albergar también el palacio real.
Recorrer todo el recinto en un día es prácticamente imposible. Necesitamos al menos un par de días o un fin de semana completo para recorrer los dos circuitos que nos proponen. Sobre todo porque hay algunos templos repartidos en un área de casi cuarenta kilómetros. Según el tiempo que dispongamos podemos hacer o el circuito pequeño, de 17 kilómetros, o el grande, de 26. En ambos está comprendido el Angkor Wat.
Cualquiera de ambos recorridos os llevará a ver los templos de Pre Rup, Ta Som, Prea Neak Phean y Bayon entre otros. Este último se encuentra en el centro de la ciudad. No es tan conocido como el de Angkor Wat, pero no tiene nada que envidiarle en cuanto a fastuosidad. Impresionan sobremanera las 216 caras de Avalokiteshvara, el Buda de la compasión, que cubren todo el templo.
La mayoría de estos templos de piedra parecen como destartalados en la distancia. Sin embargo una vez a los pies de los mismos es increíble el tallado de la piedra y las esculturas de las fachadas. Todo es realmente grandioso, un lugar mágico donde la naturaleza no pierde protagonismo y se funde en la arquitectura de algunos templos. No perdáis la oportunidad.
Consejos para visitar Angkor
Antes de viajar y visitar este recinto debéis saber que podéis comprar la entrada tanto para uno, tres como cinco días. Siempre que os sea posible, lo mejor es reservar tres días para poder ver con intensidad el yacimiento. No tienen porqué ser días consecutivos para visitarlo, sino aquellos que estén dentro de una misma semana. El billete de cinco días es más bien para aquellos que están sumamente interesados en el recinto.
Al ser un recinto tan grande, hay paquetes turísticos que ofrecen transporte para recorrer la ciudad. Las excursiones se organizan en autobús, taxi privado a alquilar entre varias personas, e incluso en bicicleta. Las distintas opciones se pueden reservar en Sean Reap, a ocho kilómetros del complejo.
De la comida no os preocupéis porque dentro del recinto hay muchos puestos para comprar sandwiches y bebidas. Son más caros que si los traemos en una mochila desde Sean Reap, pero si no queréis cargar con muchos trastos es lo mejor.
En cuanto al alojamiento, aquí podréis buscar donde dormir en sitios cercanos: hoteles en Siem Reap.
Información adicional
- Horarios: Angkor abre todos los días de 05.00 a 18.30 horas
- Precios: La entrada de un día cuesta 20 dólares, 40 dólares para tres días y 60 dólares para cinco. La entrada es única e intransferible (en el momento de comprarla nos toman una foto que va en el billete para que no la pueda usar nadie)
- Recuerda que si vas a viajar a Camboya necesitarás un visado. Podrás gestionarlo a través de este enlace, tramitar visado a Camboya.
También te puede interesar:
Foto Vía La Posada de Hermes