Las Ramblas de Barcelona
Los viajeros que se acercan a la ciudad de Barcelona, han recibido el consejo de viaje de no perderse un paseo por las Ramblas. Demos un vistazo a esta parte de la ciudad donde parece latir el pulso del corazón catalán.
Hace siglos un río bajaba desde la sierra de Collserola en su camino hacia el mar. En su margen izquierda se ubicaba la muralla defensiva, tras ella el casco urbano. A partir del siglo XVI el recinto se quedó pequeño y algunos conventos se mudaron de orilla. Así también lo hizo la Universidad.
Rambla es el término catalán para referirse al cauce de un torrente seco y durante mucho tiempo la figura del río era evidente. Pero con los años los secos cauces terminaron rellenándose de tierra para convertirse en la calle que hoy une la plaza de Cataluña, donde está la conocida fuente de Canaletas desde el siglo XIX, con el Puerto Viejo.
Siguiendo este boulevard arbolado encontramos sucesión de lugares de interés: palacios como el de la Virreina, el Moja o el Güell, obra neogótica de Gaudí; teatros como el espectacular Liceo (reconstruido tras el incendio de 1994) o el que ahora es Real Academia de Ciencias y Artes; museos, como el de Cera o el Erótico; y mercados, como el de Sant Josep, más conocido como La Boquería.
En la cercana plaza del mismo nombre, que ostenta un mosaico de Joan Miró, subsiste una escultura art decó de un dragón que anunciaba una antigua tienda de paraguas. Todo ello compartiendo espacio con quioscos, artistas callejeros, floristas y, otra curiosidad clásica, vendedores de pájaros.
Al final de la avenida se encuentra la plaza de Colón, con su famosa estatua, sirve de puerta a la Dársena Nacional. Para finalizar el paseo, nuestro consejo de viajes es subirnos a una golondrina, una lancha de dos cubiertas para asomarse a Barcelona desde el mar.