Subir al mirador del Cabo Girao en Madeira
Cuenta la historia que cuando Isabel la Católica le preguntó a Cristóbal Colón cómo era la isla de Madeira, el navegante tomó un papel en sus manos, lo arrugó, lo colocó en una mesa y le dijo:
«- Majestad, esto es Madeira»
Cristóbal Colón conocía muy bien el perfil irregular de la isla. No en vano su primera visita fue en 1478, cuando aún ni por asomo tenía pensado salir en busca de América. Vivió en Porto Santo y la propia Madeira, y en la primera de ellas hay actualmente un museo en la que fue su casa, siendo hoy en día uno de los grandes puntos de interés turístico de este lugar único por su belleza paisajísta y sus rutas de senderismo.
Este perfil irregular de Madeira se debe fundamentalmente a sus orígenes volcánicos. En ella podemos apreciar un abrupto macizo montañoso que cae hacia el mar desde los más de 1.800 metros de altura del Pico Ruivo, el punto más alto de la isla. Precisamente son los miradores dispersos por toda la isla algunos de sus elementos más característicos.
Uno de estos miradores más impresionantes es el que se halla en la cima del Cabo Girao, al oeste de la ciudad de Funchal y a solo dos kilómetros de Cámara de Lobos. Su acantilado de casi 600 metros de altura es uno de los más grandes del mundo. Se puede subir a pie (tras un pequeño esfuerzo, claro) hasta la Capilla de Nuestra Señora de Fátima que hay junto al mirador. Fue construida en 1931 y son muchos los turistas y lugareños que ascienden hasta ella, ya que se trata de un lugar de mucha devoción.
Una vez arriba, si no tenéis vértigo, podéis mirar hacia abajo. La caída es completamente vertical. Casi 600 metros de pura adrenalina, unas vistas realmente increíbles. La sensación es la de estar completamente colgados del vacío, en el techo del mar. En días claros se aprecia fácilmente cómo las olas rompen con fuerza en el acantilado. Impresiona también ver los pequeños apartamentos que se extienden por la ladera, como si en cualquier momento fueran a caer hacia el mar.
Tal vez en los últimos años la zona se ha vuelto demasiado turística. Los fines de semana, por ejemplo, es casi imposible disfrutar con tranquilidad de las vistas por culpa de la gran aglomeración de gente. Es preferible ir cualquier día de la semana.
Este empujón turístico se debe a que, nada más llegar a Madeira, os dirán que el Cabo Girao es una de las mejores excursiones de la isla, que se trata del segundo acantilado más alto del mundo, etc, etc… En realidad esto no es del todo así. Sin ir más lejos en Europa hay varios acantilados más altos que el de Girao. Aún así sigue siendo una auténtica pasada.
Hasta Cabo Girao se puede llegar en coche o bien en autobús desde Funchal. El trayecto por carretera es bastante serpenteante, y suele durar aproximadamente una hora. Con el coche llegamos hasta la parte baja del acantilado, y una vez allí nos disponemos a subir escalones y más escalones para ascender a la cima. Os aviso que vais a tener que subir unos cuantos, pero podéis animaros disfrutando de las vistas.
En los últimos meses la zona de acceso a Cabo Girao se ha adecentado completamente. Se ha ensanchado la carretera de acceso, que antes era un poco peligrosa, se ha construido un aparcamiento, una nueva pasarela de vidrio en el mirador que prácticamente cuelga en el vacío (con el suelo de cristal, para más inri) e incluso han abierto una serie de tiendas en los alrededores. Un lugar muy turístico en Madeira que es de visita obligada. No os lo perdáis.
Foto Vía Phengels