Visitas guiadas en Roma
Roma es una ciudad grande, muy grande. Quizá no tanto en territorio como en lugares para ver. Roma no se ve en dos días, al menos de una forma desorganizada. Así, aunque seamos reticentes, lo cierto es que la mejor forma de visitar la ciudad sin volvernos locos, es con una visita guiada.
¿Por qué hacer una visita guiada por Roma?
Las visitas guiadas en Roma te permitirán poder conocer los principales monumentos. Ten en cuenta que estas visitas están diseñadas por expertos en la materia. Personas que han estudiado hasta el más mínimo de los detalles. Conexiones entre monumentos, horarios, historia de los lugares que vas a ver.
Una de las principales ventajas es que con estas visitas guiadas te olvidas de las entradas. Las largas colas en los principales monumentos se terminarán. Eso es algo a tener en cuenta: que en Roma, sea el mes que sea, siempre hay una gran afluencia de turistas. Olvídate de comprar con tiempo entradas para el Coliseo o el Foro. Lo harán por ti.
Además, otra de las ventajas evidentes es que recorrerás estos lugares acompañado de un guía. Esto hace la visita más agradable. No es lo mismo ver un montón de ruinas sin más, que ver ruinas con alguien que esté contándote la historia de la ciudad, de cómo se construyó, por ejemplo, el Panteón de Agripa o diferentes curiosidades sobre otros puntos turísticos de la ciudad.
Hay muchas agencias de turismo online que pueden ofrecerte una ruta asequible. Con diferentes extras, desde el transporte por la ciudad hasta las comidas. Barájalas todas y decide cuál es la que más se ajusta a tus necesidades.
Otra opción, bastante interesante también, es apostar por los free tours. Estas rutas son de lo más recomendables. Están organizadas por personas que hablan nuestro idioma (hay en castellano, en inglés, francés etc). Suelen ser estudiantes de historia o historia del arte o quizás simplemente personas que aman la arquitectura de Roma y toda su historia.
Son tours diferentes, en los que el tono de las explicaciones es más ameno. Además, como principal ventaja, no tienen un precio fijo. Es el propio turista el que se encarga de poner el precio que crea conveniente una vez termine la visita, aunque en muchas empresas se ofertan free tours que sí tienen un precio estipulado, algo que no encajaría con la definición original de este servicio, y por eso hay que saber diferenciarlos.
En un free tour, normalmente las visitas son por fuera de los monumentos. Una primera toma de contacto que no te acercará al interior de los mismos. No obstante, hay excepciones. Así, si quieres, luego puedes visitar por tu cuenta el interior de los lugares que requieran entrada. Aprovéchate de estos free tours para realizar una visita panorámica de las principales atracciones, para ubicarte un poco y conocer la ciudad. Te ayudará a moverte después.
Ten en cuenta que también hay muchos otros lugares que no vas a poder visitar si no es en un momento concreto, como por ejemplo el Estadio Olímpico de Roma.
El Estadio Olímpico de Roma está ubicado en un terreno muy especial ya que se construyó sobre su predecesor, el Estadio de los Cipreses, construido por Mussolini dentro de un ambicioso plan de complejo deportivo de los años 50.
En 1990, este estadio fue demolido para construir un estadio con mayor aforo. El motivo fue el Mundial de Fútbol.
Quizá no sea una visita que muchos quieran hacer, pero hay fanáticos del deporte que no querrán perderse el lugar en el que se celebran los partidos entre Roma y el Lazio, o conciertos tan sonados como los de Madonna, Bowie o los Rolling Stone. Si eres de esos, si te apetece visitar este majestuoso estadio, debes saber que sólo podrás hacerlo si acudes a un partido.
Infórmate antes de llegar a Roma para ver si justo esa semana tiene lugar algún evento deportivo. Será la única manera de acceder al recinto y poder maravillarte con sus dimensiones.
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