Consejos y recomendaciones de viajes para Bucarest
Desde su entrada a la Unión Europea, Rumanía ha despertado mayor interés y curiosidad en turistas de todo el mundo. Su capital, Bucarest, está considerada como una “pequeña Paris” por la belleza y elegancia de sus calles y avenidas.
Rumanía lleva en si misma una historia que encadena leyendas con realidad, debido en parte a su ubicación fronteriza entre el mundo cristiano y el Imperio Otomano.
Su principal atractivo turístico es, como dijimos, en su capital, Bucarest que vive actualmente un vertiginoso crecimiento y actualización después de décadas de régimen comunista.
Su paisaje urbano se ha remozado en los últimos 20 años gracias a un plan de restauración que ha vuelto el brillo a antiguos edificios. Asimismo, la oferta oferta cultural y de espectáculos es amplia y variada dando lugar a una de las noches más activas de esta parte de Europa.
Bucarest recupera así el sobrenombre con que se la conocía en los años treinta: el Pequeño París. Podemos comprobarlo caminando la avenida Kisselet, cuyo recorrido bordeado de árboles emula a los Campos Elíseos e incluso termina en un Arco del Triunfo casi gemelo al parisino de Napoleón.
También veremos el símil al contemplar el Teatro de la Ópera, los palacios y muchos edificios de corte neoclásico que se encadenan en sus calles y avenidas.
Una moderna red de autobuses urbanos y cuatro líneas de Metro comunican perfectamente las zonas de la ciudad, facilitando las visitas a lugares obligados como el faraónico Palacio del Pueblo (actual Parlamento), el Museo de la Aldea, el Palacio Real (sede del Museo Nacional de Historia) o la iglesia Patriarcal.
Sin dudas, los viajeros que busquen asomarse a una ciudad señorial y, sin embargo, viva, encontrarán en Bucarest un lugar ideal para pasar sus vacaciones.